miércoles, 26 de febrero de 2014

Willy Zavala y Damien Shmitt



La Alianza Francesa llevó a cabo una serie de conciertos para conmemorar el aniversario luctuoso número 60 del músico Django Reinhardt. De la caravana de eventos, Willy Zavala y su cuarteto fueron los responsables de llenar el auditorio el miércoles 19 de febrero. El pianista de jazz, presentó en sólo cinco canciones su más reciente composición, del género jazz, funk y fusión


El cuarteto estaba compuesto por una guitarra eléctrica, un bajo eléctrico, teclado y batería; y la química de los músicos fue impresionante, el lenguaje iba más allá de las miradas y movimientos: se notaba que podían sentir cuando en un solo debían aumentar o disminuir la intensidad, el volumen y hasta el tono del acompañamiento. Aunque Willy Zavala lideraba el cuarteto, cada instrumento tuvo sus espacios en los cuales pudo improvisar y aumentar la densidad de las piezas. 


Las primeras dos canciones que tocaron eran parte del nuevo disco del pianista, quien no se detuvo en mostrar la pasión de la cual surgieron todas esas locas ideas. Para continuar, tocaron el estándar de jazz Nothing Personal, donde introdujeron las influencias funk de la presentación. 


Cada instrumento era un mundo. El bajo, interpretado por Edmundo Pérez, era el que coloreaba las líneas melódicas remarcadas por los ritmos de la batería. Para cada una de las canciones el bajo fue una base sólida. El mandato del venezolano José Chacón, hizo que sonaran las cuerdas de una SG suave y ligera, sin dejar de lado la velocidad y el ritmo funk con los que este instrumento se luce. 


La batería fue definitivamente uno de los pilares esenciales del concierto. El invitado francés Damien Shmitt no tocó en ningún momento como un baterista convencional. Damien hizo a su instrumento cantar, y en muchas voces. Tomaba sus solos y los elevaba a un nivel desconocido entre el jazz, el funk, algunos ritmos de rock, y algo totalmente fuera de la caja. Junto con Willy Zavala eran quienes guiaban las melodías al clímax y al desenlace. Éste último hizo notar el éxtasis al que llegaba en la composición de cada tema presentado, él mismo lo dijo cuando finalizó con su tema Acid Moment: “esperamos que no los vuelva locos como a nosotros”.


El concierto entero fue una experiencia de jazz ensordecedor: te aislaba de todo lo externo a la música y al instante, invadía tus sentidos. Me quedó claro que el jazz es para quienes conservan el alma de niño, juegan con sus instrumentos sin miedo a perder. No se sienten encerrados por un esquema rígido.

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