Presentación de “A la Chance”
Lugar : Foro Periplo
Texto: Carmen De La Torre
Foto: Nidia Beltrán
El arte une a todos, crea comunicación y nos ayuda a experimentar emociones en
cuestión de segundos. Foro Periplo siempre ha sido partícipe de todo este proceso, es
un lugar que si tuviera que ponerle una descripción sería la de una bomba de arte muy íntima. Es increíble la magia que puede pasar dentro de muros, dentro de un lugar y
en el espectáculo de “A la Chance” que tuvimos la oportunidad de presenciar este sábado.
Ed Lafarga es un chico que maneja la cuerda lisa y que se ha estado abriendo puertas
dentro del medio circense, ahora tiene la oportunidad de viajar al extranjero para
seguir sus sueños; con el fin de recaudar fondos, sus amigos, sus compañeros y él
decidieron montar el espectáculo de “A la Chance” donde nos tuvieron a todos
cautivados con sus diferentes talentos.
El manejo de luces siempre es fundamental, genera una atmósfera junto con la música
adecuada (o muchas veces con el mismo silencio). En esta presentación las luces iban
de cenitales precisos mientras una chica seguía una armoniosa coreografía aérea, a
luces tiernas y difusas que después cambiaban y daban pie a un foro completamente
iluminado, para luego poder apreciar un numero de malabares con pinos blancos.
Los actos fueron variados, al igual que las actuaciones donde había varios toques de
comedia que encendían risas entre el público. La mezcla de estos diferentes factores
ayudó a que el espectáculo se volviera muy amigable, pero siempre poniendo en
primer plano lo artístico. Danza aérea, malabarismo, straps y baile fueron algunas de
las cosas que estos chicos lograron hacer brillar en el escenario.
El último acto, que era el más emotivo en el ambiente fue el de Lafarga, quien al salir
empezó a ser cubierto de cinta por sus diferentes amigos, todos dejando un pedazo de
ellos en él. La cuerda lisa tomó protagonismo cuando la luz bajó en cenital sobre ella,
de la oscuridad Lafarga se incorporó al circulo de luz.
Estaban sólo él y su cuerda.
Mientras subía la cuerda iba dejando atrás los pedazos de cinta, la cual caía
lentamente al suelo. Fueron minutos de silencio entre el público mientras todos
miraban al artista, cautivados y maravillados. Al bajar de la cuerda, con un cierre muy
simbólico, Lafarga y sus compañeros de espectáculo fueron caminando entre el
público mientras pegaban pedazos de la cinta a la audiencia. Para así dar una
interpretación que a pesar de que el arte fuera momentáneo, siempre queda un
pedazo de la experiencia en aquel que lo pudo percibir.
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