Es momento de hacer un análisis del montaje
expresivo, que como ya habíamos aclarado se diferencia del montaje narrativo,
pero ¿por qué habría que hacer esta distinción que en ocasiones no parece tan
importante erróneamente?
Nombro montaje
expresivo al tipo de montaje estético que se preocupa justamente tanto por
la experiencia empírica que el espectador presencia como la que el autor
construye cinematográficamente. En esta forma de montaje lo que resulta realmente
importante no es la narración de una historia primordialmente, sino la
propuesta de un tema como idea y la
forma en que se trata éste en imagen fílmica. Es aquí donde todo puede tornarse
un poco más claro a la hora de acercarnos a la distinción entre cine de
espectáculo y cine de autor.
El montaje expresivo deja ver que la técnica
del montaje no necesariamente debe seguir reglas categóricas, ya que el cine es
un aparato por donde se transmiten
ideas. Así la técnica unida a la reflexión sobre algo que quiere decirse genera
un discurso en el que cinematográficamente puede valorarse como algo artístico
en el caso en el que la idea se convierte en reflexión[1].
Al realizar ese proceso de reflexión, el autor
cinematográfico revisa las herramientas que le ofrece la técnica
cinematográfica para crear un discurso. Esto quiere decir que el autor se
pregunta ¿qué es el cine? Pues se cuestiona la manera en que le dará forma a su
discurso. Esto nos deja ver que no necesariamente deben seguirse las reglas
ortodoxas que se han formado en un dispositivo cinematográfico como: géneros, duración, técnicas de edición etc.
Aquí es donde entra el arte cinematográfico; donde el discurso se encuentra que
con los sentidos existe otra forma de comunicación. Romper o forzar el
lenguaje, a veces nos dice más. Es por ello que como espectadores debemos poner
atención a la función de los recursos cinematográficos como la Imagen Sonora y la Imagen Visual que nos presentan y verificar cuando estamos frente a
un cine de espectáculo o un cine de arte y de culto. Al cuestionar lo que
estamos presenciando estamos elaborando un pensamiento crítico –no de juicio-
pues para criticar hay que conocer lo que uno crítica, y al informarnos de los
contenidos nos generamos las bases para poder criticar, en este caso, el
discurso cinematográfico.
[1]
Hago énfasis en la reflexión cono
una forma distinta del pensamiento, pues en todos los casos el pensamiento
opera en tanto que se le da forma a un proyecto. No obstante la reflexión es
aquel momento en el que se piensa sobre el proyecto pensado, es decir un
proceso de pensamiento más profundo, ya sea un tema en específico al que se le
da un desarrollo específico o cómo opera realmente el discurso.
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