jueves, 7 de abril de 2016

Montaje expresivo

Es momento de hacer un análisis del montaje expresivo, que como ya habíamos aclarado se diferencia del montaje narrativo, pero ¿por qué habría que hacer esta distinción que en ocasiones no parece tan importante erróneamente?

Nombro montaje expresivo al tipo de montaje estético que se preocupa justamente tanto por la experiencia empírica que el espectador presencia como la que el autor construye cinematográficamente. En esta forma de montaje lo que resulta realmente importante no es la narración de una historia primordialmente, sino la propuesta de un tema como idea y la forma en que se trata éste en imagen fílmica. Es aquí donde todo puede tornarse un poco más claro a la hora de acercarnos a la distinción entre cine de espectáculo y cine de autor.

El montaje expresivo deja ver que la técnica del montaje no necesariamente debe seguir reglas categóricas, ya que el cine es un aparato por donde se transmiten ideas. Así la técnica unida a la reflexión sobre algo que quiere decirse genera un discurso en el que cinematográficamente puede valorarse como algo artístico en el caso en el que la idea se convierte en reflexión[1].


Al realizar ese proceso de reflexión, el autor cinematográfico revisa las herramientas que le ofrece la técnica cinematográfica para crear un discurso. Esto quiere decir que el autor se pregunta ¿qué es el cine? Pues se cuestiona la manera en que le dará forma a su discurso. Esto nos deja ver que no necesariamente deben seguirse las reglas ortodoxas que se han formado en un dispositivo cinematográfico como: géneros, duración, técnicas de edición etc. Aquí es donde entra el arte cinematográfico; donde el discurso se encuentra que con los sentidos existe otra forma de comunicación. Romper o forzar el lenguaje, a veces nos dice más. Es por ello que como espectadores debemos poner atención a la función de los recursos cinematográficos como la Imagen Sonora y la Imagen Visual que nos presentan y verificar cuando estamos frente a un cine de espectáculo o un cine de arte y de culto. Al cuestionar lo que estamos presenciando estamos elaborando un pensamiento crítico –no de juicio- pues para criticar hay que conocer lo que uno crítica, y al informarnos de los contenidos nos generamos las bases para poder criticar, en este caso, el discurso cinematográfico.





[1] Hago énfasis en la reflexión cono una forma distinta del pensamiento, pues en todos los casos el pensamiento opera en tanto que se le da forma a un proyecto. No obstante la reflexión es aquel momento en el que se piensa sobre el proyecto pensado, es decir un proceso de pensamiento más profundo, ya sea un tema en específico al que se le da un desarrollo específico o cómo opera realmente el discurso.

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