Escrito de madrugada, después de enterarme de la lamentable noticia de la muerte de una ex compañera de secundaria.
Todo era nuevo para ella, nunca antes había estado ahí. Pero había algo familiar en el ambiente, era como si siempre hubiera pertenecido a ese lugar.
Los movimientos y reacciones que se descubría haciendo eran naturales y estaba tan ocupada queriendo recordar en cuál sueño se había sentido de esa manera, que sin ser consciente de ello, se fue adentrando cada vez más en la oscuridad del lugar, en la profundidad de las fauces de esa bestia que exhalaba baho alrededor de su rostro, y poco a poco la envolvía como niebla en un hermoso amanecer.
Cuando todo era confuso y no se podía ver ni a un metro de distancia, recordó por qué le era tan conocida la locación: todas las noches de su infancia, sobre las piernas de la abuela, había visitado ese lugar. Donde la muerte visita la tierra de los vivos y se hace una con el aire.
Era ya demasiado tarde para echar a andar en retroceso. La niebla era tan densa que no podía siquiera ver sus manos.
Dando cualquier lucha por vana, se dejó ir, confiando en aquello que la envolvía.
Nunca más volvió a derramar una lágrima.
Pasión por el arte, la foto y el periodismo. Aquí encontrarás crónicas de los eventos culturales en Guadalajara. Espacio para los artistas independientes de la Perla Tapatía.
viernes, 28 de febrero de 2014
miércoles, 26 de febrero de 2014
Lundi Soire Manouche
Lundi Soire Manouche
es una agrupación de músicos que surgió del amor al jazz y a la improvisación.
Se ven todos los lunes para tocar en el café Rendez-vous alrededor de
las 21 hrs (por eso el nombre: Lunes por la noche manouche). Los nueve
participantes tomaron sus lugares a lo largo del escenario del auditorio de la Alianza
Francesa el jueves 20 de febrero para compartir una soirée (noche) de jazz y amigos.
La agrupación está formada por un violín, un banjo, una
guitarra eléctrica, un acordeón y 5 guitarras acústicas. Las influencias gypsy del homenajeado Django Reinhardt se vieron expuestas y
exprimidas, como tejiendo una tela que poco a poco fue envolviendo a los
espectadores. El violín tuvo una fuerte presencia, junto con el acordeón: que
te transportaban a París de los años 30’s.
El grupo era un bloque completo y compacto del gypsy jazz que interpretaron: se sentía
una música casi tangible y con ritmo. Se tocaron diversos temas que
interpretaba el fallecido guitarrista como Minor
Swing y All of me.
Cada integrante tuvo sus solos, donde se apoyaban de sus
compañeros para realzar la autenticidad de su instrumento. El enfoque se quedó
siempre en lo bien ensamblados que estaban el resto del grupo.
Lundi Soire está
conformado por músicos de todas las edades e influencias musicales: donde el gypsy jazz es el encuentro, el rendez-vous. En los seis temas que se
tocaron durante la noche, cada uno dejó ver sus gustos y formas de interpretar
la música por como tocaban solos y acompañados: cada uno una pincelada de lo
que resultó una noche de muchos tintes y texturas.
Willy Zavala y Damien Shmitt
La Alianza Francesa llevó a cabo una serie de
conciertos para conmemorar el aniversario luctuoso número 60 del músico Django Reinhardt. De la caravana de
eventos, Willy Zavala y su cuarteto
fueron los responsables de llenar el auditorio el miércoles 19 de febrero. El
pianista de jazz, presentó en sólo cinco canciones su más reciente composición,
del género jazz, funk y fusión.
El cuarteto estaba compuesto por una guitarra eléctrica, un
bajo eléctrico, teclado y batería; y la química de los músicos fue
impresionante, el lenguaje iba más allá de las miradas y movimientos: se notaba
que podían sentir cuando en un solo debían aumentar o disminuir la intensidad,
el volumen y hasta el tono del acompañamiento. Aunque Willy Zavala lideraba el cuarteto, cada instrumento tuvo sus
espacios en los cuales pudo improvisar y aumentar la densidad de las piezas.
Las primeras dos canciones que tocaron eran parte del nuevo
disco del pianista, quien no se detuvo en mostrar la pasión de la cual
surgieron todas esas locas ideas. Para continuar, tocaron el estándar de jazz Nothing Personal, donde introdujeron
las influencias funk de la
presentación.
Cada instrumento era un mundo. El bajo, interpretado por Edmundo Pérez, era el que coloreaba las
líneas melódicas remarcadas por los ritmos de la batería. Para cada una de las
canciones el bajo fue una base sólida. El mandato del venezolano José Chacón, hizo que sonaran las
cuerdas de una SG suave y ligera, sin dejar de lado la velocidad y el ritmo funk con los que este instrumento se luce.
La batería fue definitivamente uno de los pilares esenciales
del concierto. El invitado francés Damien
Shmitt no tocó en ningún momento como un baterista convencional. Damien hizo a su instrumento cantar, y
en muchas voces. Tomaba sus solos y los elevaba a un nivel desconocido entre el
jazz, el funk, algunos ritmos de rock, y algo totalmente fuera de la caja.
Junto con Willy Zavala eran quienes
guiaban las melodías al clímax y al desenlace. Éste último hizo notar el
éxtasis al que llegaba en la composición de cada tema presentado, él mismo lo
dijo cuando finalizó con su tema Acid
Moment: “esperamos que no los vuelva locos como a nosotros”.
El concierto entero fue una experiencia de jazz
ensordecedor: te aislaba de todo lo externo a la música y al instante, invadía
tus sentidos. Me quedó claro que el jazz es para quienes conservan el alma de
niño, juegan con sus instrumentos sin miedo a perder. No se sienten encerrados por
un esquema rígido.
Álbum de fotos en Flickr
Álbum de fotos en Flickr
Jueves de Shemot
El jueves 13 de febrero, uno de los bares realmente
comprometidos con el Rock, Barramericano, ofreció un concierto
de cuatro bandas en su escenario. La gente, toda conocida, poco a poco ocupó
mesas dentro del recinto y en la terraza, se vivía un ambiente amigable y
tranquilo: de jueves por la noche.
La primera banda en subir al escenario fue Sabotage,
quienes expusieron sus influencias eran de metal y rock ochentero. Los covers del
cuarteto incluyeron Paranoid de
Black Sabbath y Whole
Lotta Love de Led Zeppelin.
Hubo un cambio de vocalista para ésta última canción. Shemot se presentó ante el ya extendido público. Y así comenzó la primera de cuatro canciones que llevaba preparadas para llenar la hora (aproximadamente) que tenía como plazo, después de calentar con algunos licks, algunas escalas y ciertos golpes a los toms y la tarola.
La tercera banda en participar fue Nibiru, se presentó en el bar después de haber estado juntos como banda durante un año y medio. Nibiru tocó algo de punk ligero, como covers de Blink182. Para cerrar una noche de amigos, la última banda Atlantic Ruins, subió a tocar algunos covers de rock, entre los que estaban My Hero y Everlong de Foo Fighters y dieron por terminada la noche con Behind Blue Eyes de Limp Bizkit.
Shemot, la segunda banda en participar de este tokin, se mostró como la agrupación de metal progresivo que los define. Son una nueva experiencia para el arte emergente de Guadalajara. Te lleva por un viaje donde la vaga voz es la guía. La batería es maciza, potente y precisa a un nivel técnico, ya que los cambios de compases propios del género elevan la dificultad de construir la columna vertebral de su música.
Las letras de la banda hablan de una crítica constante a la sociedad, con matices de rebelión y pinceladas de humanismo. Las frases musicales quieren hacer que pronuncies los nombres Pink Floyd o Dream Theater, pero antes de dejarte terminar, hacen un giro en el tema principal.
Los teclados son líquidos y te envuelven en una capa que te absorbe y al mismo tiempo te expulsa, llenando la atmósfera de un material tangible. La guitarra -filosa y distorsionada- gritaba thrash en su propio concepto bien mezclado con la temática principal. Y el bien estructurado bajo no dejó que en ningún momento se perdiera el hilo conductor de las canciones de quince minutos: te mantenía conectado a través de los crescendos y dimminuendos.
Shemot:
Voz y guitarra -Beto Mata
Guitarra -Mario Tello
Bajo -Ricardo Robles
Teclados -Jonny Bayardo
Batería -Fito Flores
Álbum de fotos en Flick
La tercera banda en participar fue Nibiru, se presentó en el bar después de haber estado juntos como banda durante un año y medio. Nibiru tocó algo de punk ligero, como covers de Blink182. Para cerrar una noche de amigos, la última banda Atlantic Ruins, subió a tocar algunos covers de rock, entre los que estaban My Hero y Everlong de Foo Fighters y dieron por terminada la noche con Behind Blue Eyes de Limp Bizkit.
Shemot, la segunda banda en participar de este tokin, se mostró como la agrupación de metal progresivo que los define. Son una nueva experiencia para el arte emergente de Guadalajara. Te lleva por un viaje donde la vaga voz es la guía. La batería es maciza, potente y precisa a un nivel técnico, ya que los cambios de compases propios del género elevan la dificultad de construir la columna vertebral de su música.
Las letras de la banda hablan de una crítica constante a la sociedad, con matices de rebelión y pinceladas de humanismo. Las frases musicales quieren hacer que pronuncies los nombres Pink Floyd o Dream Theater, pero antes de dejarte terminar, hacen un giro en el tema principal.
Los teclados son líquidos y te envuelven en una capa que te absorbe y al mismo tiempo te expulsa, llenando la atmósfera de un material tangible. La guitarra -filosa y distorsionada- gritaba thrash en su propio concepto bien mezclado con la temática principal. Y el bien estructurado bajo no dejó que en ningún momento se perdiera el hilo conductor de las canciones de quince minutos: te mantenía conectado a través de los crescendos y dimminuendos.
Shemot:
Voz y guitarra -Beto Mata
Guitarra -Mario Tello
Bajo -Ricardo Robles
Teclados -Jonny Bayardo
Batería -Fito Flores
Álbum de fotos en Flick
Suscribirse a:
Entradas (Atom)