viernes, 31 de octubre de 2014

Rock in Progress

El pasado 30 de octubre se llevó a cabo el primer Rock in Progress de Ave de Luz Colectivo en el rock bar, Barramericano.

Dentro de las actividades de la promotora artística de Guadalajara, se organizó un concierto en el que tres bandas tapatías pudieron pisar uno de los mejores escenarios locales. Barramericano albergó más de cien personas en sus paredes, que con luces y excelente sonido dio lugar a un evento exitoso con comunicación desde y hacia el escenario.

Desde las 9pm comenzó a llenarse el lugar, tanto invitados de las bandas como gente externa a ellas tomaron sus lugares entorno al estrado para ver a la primera banda: Somos Otros. La banda integrada por cuatro amigos, tocaron algunos covers entre sus canciones originales. El pop-rock fue lo que predominó en este bloque de la noche. Neto, en la guitarra y voz se dirigió al público directamente desde el momento en que tomó su lugar frente al micrófono, con Charlie a su derecha, coordinaron solos de guitarra en donde agregaban y quitaban efectos y distorsiones. 

La batería de Armando Godínez aterrizaba las ondas sonoras en un campo más rockero, con fuertes y atinados golpes a toms y al bombo. Aclamados por los asistentes, recibieron a un invitado especial entre la alineación para tocar un cover más. Alex Suárez, con su característico carisma subió al escenario con una gran sonrisa en su boca y junto con Somos Otros, interpretó Happy. El gran talento de Alex se sumó a la energía y música que traía Somos Otros ya con sus cinco integrantes. 

Después de casi una hora de canciones coreadas y bien recibidas por los asistentes, la banda terminó con su composición Pasos y bajó entre aplausos a formar parte del público que recibiría a la siguiente agrupación.


Shemot es una banda que evoluciona de género, pasando por cambios rítmicos y melódicos en una sola canción. Con seis años desde su formación, la banda de cinco integrantes arrasó con el público desde las primeras notas que salieron de sus instrumentos. Las diferentes atmósferas creadas por Jonny Bayardo, tecladista, suspendieron el lugar entero del suelo. Ya flotando, los riffs y solos de ambas guitarras llevaron de un lado a otro al público, de influencias del thrash a otras más bohemias, queriendo y no queriendo tocar alguno de los dos extremos.

El set de composiciones propias duró un poco más de una hora, en la que dieron un concierto como ninguno otro anteriormente para sus seguidores y con toda la razón sorprendió a aquellos que no habían escuchado de Shemot. Con Infierno Tibio, Vagabundo y Shemot I pusieron a vibrar a todos, pero con Llueve para Siempre, composición que apenas ayer vio la luz, una ola gigantesca de energía se llevó los aplausos y ovaciones del público.


Para cerrar una noche llena de sorpresas y descubrimientos musicales, Wintersons subió a acabar con el escenario. Un set de canciones mayormente instrumentales hicieron que la incisiva guitarra cortara las cortinas formadas por la atmósfera que creaban el teclado de Aaron Blues y las pesadas notas del bajo eléctrico. 

Con raíces en el rock clásico, el blues y el progresivo, Wintersons era una masa difícil de definir o encasillar en un sólo género: tenían sonidos genuinos producidos gracias a la creatividad con la que usaban herramientas tecnológicas que iban desde pedaleras hasta sintetizadores. Con canciones como Luz en Negro dieron la dosis exacta de rock atmosférico y místico; mezclado con líneas más dirigidas al rock cerraron la puerta de Rock in Progress con broche de oro, dejando a los atentos receptores atónitos y extasiados.

Con sonrisas en sus caras, el público abandonó Barramericano, ansiando más eventos en los que Ave de Luz Colectivo acerque al talento local a eventos en conjunto.



domingo, 19 de octubre de 2014

Paté de Fuá en las calles de Guadalajara


Acudió una pequeña multitud a la convocatoria hecha por las actividades externas de las Fiestas de Octubre, que anunciaban un concierto de la banda mexicana Paté de Fuá. Se hizo el montaje de las tarimas y el equipo de luz y sonido desde antes de las 6pm en el Paseo de Chapultepec, entre las transitadas avenidas Juárez y López Cotilla; para que a las 8:30pm pudiera empezar la música y el espectáculo.

Paté de Fuá subió al escenario después de haber sido presentado con grandes ánimos por uno de los colaboradores de las Fiestas de Octubre, quien mencionó en pocas palabras la trayectoria del grupo con el nombre de algunos de sus discos. De inmediato, el sonido característico y romántico empezó a atraer a los transeúntes que pasaban por las calles. 

Con la participación de uno de sus amigos, interpretaron entre ovaciones El Fantasma Enamorado, cuya historia es contada a través de las letras y sus gritos fantasmagóricos interpretados con el timbre tintileante de un serrucho. Entre las canciones, el carismático Yayo González hacía introducción a los temas y contagiaba sus ánimos a la audiencia; entre esas interacciones hizo una especial dedicatoria a las mujeres tapatías con el tema Mujer que te Peinas, como cuarto número de la noche. Al finalizar la canción, un solo de sax cálido y con texturas aterciopeladas dieron pie a La Canción del Linyera, que puso a bailar a las parejas reunidas en la avenida.

Con unas palabras, Yayo dejó en claro que Mendigo de Amor era una canción para bailar, y así lo siguió todo Paté de Fuá, que sobre el escenario no dejaban de mover los pies, emocionados de tocar "una de las nuevas" frente a tan animado público. El saxofón de Dan Mazor y la trompeta del talentoso multinstrumentista Guillermo Peralta, explotaban las líneas melódicas dibujadas por los alegres y bailarines ritmos de bombos, toms y platillos de Demián Cantilo; llenándolos de altibajos con actitud.

El vibrafono del mexicano Alexis Ruiz pintaba con brochazos espesos la base del sonido, llenándola de colores vivos que se difuminaban el uno con el otro. El particular timbre del ya mencionado Demián Cantilo, hizo que los animados fanáticos gritaran durante sus virtuosos y largos solos.

El vocalista y guitarrista, Yayo González, anunció el tema que le da nombre a su último álbum con su coqueto acento argentino, dándole más romance a la noche y embriagando los oídos de todos. Bajaron el tono y acercaron a los asistentes, esparciendo un brillo especial en la atmósfera al susurrarnos lo mucho que quisieran hacer con nosotros una Película Muda. Esto mientras el acordeón de Víctor Madariaga nos hacía balancearnos suavemente de una pierna a la otra.

Para terminar la velada, después de presentar a los miembros de la banda e invitar un par de veces a los asistentes al festival Coordenada (donde estarán tocando el próximo domingo 2 de noviembre), Paté de Fuá presentó su sencillo nominado a la "Mejor canción de música alternativa" de los Latin Grammys 2014, la alegre Vamos a Morir: que en palabras de los integrantes presenta la alegría con la que se pavonea el mexicano frente a la muerte.


En la presentación no faltaron las más conocidas y aclamadas canciones de la banda multicultural como: Muñeca, El Tren de la Alegría, Boquita Pintada, Celoso y Desubicado y Supermercado.


Álbum de Fotos

sábado, 27 de septiembre de 2014

Ave de Luz Colectivo cierra ciclo de Fotografía

Ave de Luz Colectivo, grupo de promoción artística y cultural local, cerró su ciclo de fotografía con la tercera exposición del año. Ubicándose en diferentes galerías en Guadalajara, se llevaron a cabo eventos de inauguración para cada exposición, todas con música en vivo y un ambiente artístico y de amigos.

La primera exposición fue el viernes 29 de agosto en el cálido café/galería Gato Negro, que se ubica en Robles Gil esquina con Pedro Moreno. El recinto ofreció un espacio para dos fotógrafas: Cecilia Godínez, fan de lo simple y curiosa de su entorno, presentó tanto fotografía deportiva como foto de objetos que van de un extremo al otro de su gusto artístico; y Alejandra Rivera, apasionada por los rostros y lo mucho que pueden expresar, dio a conocer sus mejores retratos llenos de color.

La música en vivo corrió por parte de Carlos Carrillo, quien junto con su grupo formaron un repertorio mayormente de covers de rock en inglés y español. Djembés, guitarras y algunos micrófonos hicieron que el ambiente entre los invitados fuera más cercano. Entre bocadillos y bebidas, los invitados pudieron dar vueltas por el acogedor café, pasando a ver las fotografías de las artistas tapatías y acomodándose en el rincón que consideraran más conveniente.

Las fotografías estarán hasta el fin de Septiembre.


Dos semanas después, el 11 de septiembre, la cocina de autor Los Olvidados recibió con los brazos abiertos a Ave de Luz Colectivo con las propuestas nuevas en fotografía: Fabiola Rocha, Jesús R. Aboytes y Daniel Azpe

Las exposiciones de los fotógrafos eran proyectos planeados previamente:

Jesús R. Aboytes presentó su proyecto Frégoli, inspirado en las narraciones verídicas de personas que padecen esquizofrenia; un retrato conceptual de sus días en su mundo. El excéntrico fotógrafo fusiono Fregoli con la exposición de Fabiola Rocha, llamando a esa  aleación: EXEO.

Fabiola Rocha presentó en EXEO: escapes de la mente un trabajo fotográfico que hacía alusión al impulso que se necesita para escapar en busca de los sueños, una travesía llena de riesgo para poder alcanzar los objetivos más íntimos de cualquier persona. Todo esto lo compactó con la imagen de una mujer que levita, intentando escapar de lo que aprisiona.

Daniel Azpe presentó el resultado de su trabajo a lo largo de un par de años. Su exposición tenía elementos de diversas técnicas: retratos, fotografía en blanco y negro, fotografía a naturaleza... El estudiante reflexivo y curioso se dejó ir al indagar los porqués de las cosas que lo rodeaban. Mostró su obra con el objetivo de compartir un poco de sí mismo y esperando que el que la apreciara también encontrara algo en su interior, un reflejo.

Jacaranda amenizó la velada con canciones que iban de género en género, tocando algunos boleros mexicanos, algunas canciones de bossa y otros arreglos que sonaban a jazz.

Las fotografías estarán expuestas durante todo el mes de Septiembre.  

Traducido "Tu Lugar" alojó nuevamente a Ave de Luz Colectivo después del exitoso evento que habían tenido en Mayo de este año. Igual que la vez pasada, el restaurante/galería prestó con buenos ánimos un cuarto en blanco para que el grupo apasionado por el arte local y emergente llenara de color, texturas y muchas experiencias sus paredes. Las fotógrafas que el colectivo presentó esta vez fueron dos alegres artistas llenas de experiencias en las que por suerte llevaban sus cámaras en la mano, para así mostrarnos un poco de lo que sus ojos habían visto y sus corazones sentido en viajes y horas de recreación.

Denisse Cámara, estudiante de Comunicación Audiovisual, presentó en su galería tres secciones de su trabajo fotográfico. El primero mostraba paisajes de día y de noche, naturales y artificiales, en los que las líneas hacían gran armonía, llevando los ojos de quien las miraban suavemente de principio a fin del cuadro. La segunda sección estaba compuesta de tres fotografías de escenas naturales que te hacían ir al momento en que fueron tomadas. Finalmente la tercera y más visitada sección, era un conjunto de fotos a rostros con miradas profundas atrayentes. Sus fotos ilustraron su gusto por el viaje y por la relación con niños de todas partes a donde fuera.


Guadalupe Pérez, a su vez, mostró una exquisita selección de obras que relataban su estadía en la India y los rituales de los cuales fue parte. Una asomada a lo que para ella muestra el Amor de Dios, sus seis cuadros atrajeron las miradas de los asistentes por los colores mostaza y rojos saturados característicos de este mágico lugar y sus rituales. Los retratos de la fotógrafa hicieron estremecer a más de uno.



Mientras los invitados cenaban o platicaban entorno a la galería, Adriana de la Vega armonizó su voz y guitarra con dos acompañantes que montaron en la atmósfera melodías acústicas que llenaron el lugar elevándolo aun más.

Las fotografias estarán expuestas hasta el mes de Noviembre.


Sombra Emergente extiende la invitación a todos los lectores del blog que, como una servidora se sienten interesados, apasionados y orgullosos del arte que Guadalajara expulsa por sus poros todos los días.



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Vuelve el festival que da vida a Guadalajara: Rock por la vida Octava Edición

La octava edición del festival de música organizado por Máxima FM 106.7, Rock por la Vida llegará el próximo 4 de octubre a Guadalajara en el escenario Intolerancia ULM. El festival que se lleva a cabo desde 2006 con el objetivo de prevenir el suicidio de los jóvenes, tiene en su cartel grandes exponentes del rock en español, tales como a Saúl Hernández y Molotov. Aunque también incluye nuevas bandas que están tomando la antorcha para seguir el legado musical de los clásicos mexicanos como Pumcayó y Fesway

Este año se esperan alrededor de 50 mil personas para ver a las 26 bandas invitadas.

A continuación Sombra Emergente les presenta el cartel de Rock por la Vida:


Si no han considerado asistir al festival por tener dudas acerca de cómo suenan algunas bandas, Sombra Emergente les trae algunas listas de reproducción de las bandas invitadas.


martes, 23 de septiembre de 2014

La Mezcla Gitana que Clausuró el ENAZ




Para clausurar el Encuentro Artístico de Zapopan (ENAZ), se realizó un toquín a escasas calles de distancia del Museo de Arte de Zapopan (MAZ), sede de la mayoría de las actividades del encuentro.

El Carmen Cantina ambientó con luces un escenario en la parte trasera de su terraza, donde Mexitano se dispuso a darles motivo de bailar a los invitados. Los tres músicos, con alma gitana, desprendieron su arsenal de pedales y tornamesas para comenzar la fiesta entre una audiencia animada (en su mayoría de pie). La mezcla de sonidos hacíal alusión al jazz con el coqueto y estremecedor timbre del saxofón, a la música electrónica con sonidos pre-grabados y a la música tradicional mexicana con el fraseo continuo de canciones mexicanas, entre las cuales La Llorona hizo su aparición. 

Con un acordeón, Mexitano daba pie a las tendencias gitanas que reforzaba con cánticos y tonadas más que acertadas en este género. Dos bailarinas acompañaron al trío con coreografías que tenían un poco de danza árabe y otro tanto de gitana y mexicana.

Poco a poco fueron levantando a más gente, que con chela en la mano convirtió la terraza en pista de baile. Albert Torres no se conformó con elevar los pies de los asistente con su trombón lleno de eco y de ese sabor metálico, sino que no contuvo sus dedos hiperactivos y ansiosos de tocar cuanta herramienta musical estuviera frente a él: llámese loop, laptop, o diversas pedaleras.

El tercer integrante, y el mayor de todos, tocaba con singular emoción el acordeón que enlazaba con una tela invisible las melodías de sus dos colegas. El poco interés por los límites entre géneros es lo que hace de Mexitano un grupo de creatividad interminable que para nada buscan encasillar sus composiciones en un sólo estilo musical.

Después de más de una hora de música y danza, la lluvia amenazó con terminar el concierto privado. Pero la gente ya ambientada y los ánimos interminables de los músicos no se dieron por vencidos tan fácilmente, después de hacer un homenaje a Tlaloc con danzas primitivas y saltos, el grupo hizo espacio bajo su techo a su cercana audiencia, con lo que pudieron intercambiar gritos, cánticos y saxofonazos. Se suspendió la corriente eléctrica para prevenir cualquier accidente, pero sólo hizo más íntimo el encuentro musical. 

La fiesta siguió, la música sonó y la gente bailó.


domingo, 10 de agosto de 2014

Exquisitez Sensorial Clausura el FESTA

Para el evento de clausura del Festival Estatal de las Artes (FESTA), músicos e intelectuales se reunieron en el escenario del Teatro Degollado para hacer homenaje a la obra "Bestiario" del escritor mexicano Juan José Arreola.




El planteamiento el evento que describía el programa preparó a los espectadores para casi dos horas de una fusión magna y exquisita de artes que capturarían todos los sentidos. El evento se desarrolló en una narración del Bestiario, de Juan José Arreola, interpretada en conjunto con música en vivo de la jazzista mexicana Iraida Noriega y el grupo tapatío de jazz/rock, Troker. Mientras la música llevaba palabras entrelazadas en sus notas, el cineasta de arena, Arturo López "Pío", transformaba una mezcla de tinta y agua en animales utilizando como lienzo un círculo de luz proyectado a mitad del escenario del magnífico Teatro Degollado.

Bestia por bestia, José María Arreola narraba las características principales de los personajes que inmediatamente Pío iba dibujando. La naturaleza de cada animal se transformaba conforme los ojos del narrador bajaban línea por línea  en los textos del gran Juan José Arreola: las focas, el elefante, el búho, la cebra y otros. Con la propuesta musical de Iraida Noriega, la cual constaba de auxiliares electrónicos que convertían su voz aislada en coros con rítmicas y ecos, las bestias cobraban vida.

La obra se desarrolló en tres proscenios aislados, todos rodeados de una escenografía que simulaba un bosque: con plantas y troncos flotantes (los cuales fueron remplazados por jaulas en el segundo tercio de la función). El primero de estos proscenios, el central, albergaba a la cantante Iraida Noriega, el dibujante Pío López y el narrador José María Arreola. Ellos fueron los encargados de leer las obras con temáticas de animales y plasmarlas en música e imagen.

El segundo y tercer escenario trabajaron juntos; el de la derecha mostraba al sexteto tapatío, Troker. Los músicos fueron dirigidos por Alonso Arreola, quien los guiaba por los crescendos y diminuendos que requerían para enfatizar las palabras pronunciadas por los participantes presentes en el flanco izquierdo del teatro. Una mesa de discusión era lo que el tercer escenario simulaba. No cualquier mesa, una de intelectuales: en la que, sentados, Nicolás Alvarado (escritor y conductor de televisión), Fernando Rivera Calderón (músico, escritor y locutor) y Jaime López (compositor) dialogarían escritos propios y ajenos en torno a experiencias vividas de los cercanos de Juan José Arreola. 

La escenografía se enriquecía de artefactos personales reinterpretados del escritor homenajeado, que vivió la mayoría de sus experiencias trascendentales en la Perla Tapatía, incluyendo la recepción de premios y su muerte en diciembre del 2001.

Lo mucho que pueden relatar las palabras con descripciones escrupulosas, la música con melodías cambiantes y la imagen con la metamorfosis de líneas en curvas hicieron de la presencia de la audiencia en una experiencia colectiva. Una experiencia en la que todos los sentidos se regocijaron y agudizaron al mismo tiempo. 

La iluminación, colorida y llena de contraste, coqueteaba con el ojo del espectador. Verdes y rojos intensos jugueteaban con los púrpuras vivaces que iluminaron las jaulas flotantes. 






lunes, 7 de julio de 2014

Fiesta del Jazz -Segundo Día, Segunda Parte

El segundo día de la Fiesta del Jazz, por ser domingo, empezó en punto de las 5:30pm.


Rap sin Formato
La primera agrupación en subir fue Rap sin Formato que, aunque fueron pocos los números que presentaron, fueron el imán que jalaron a la gente que paseaba por el centro a tomar uno de los pocos lugares sentados en la explanada del Instituto Cultural Cabañas

A mitad de su presentación, por dos canciones, Rap sin Formato fue acompañado por el vocalista de Golden Ganga, Adan Núñez.


Diego Maroto Asian Trío

Después de una introducción coloquial y llena de cumplidos, subió el saxofonista mexicano, acompañado de sus dos camaradas. Los tres instrumentistas se colocaron en sus posiciones para comenzar con su número. 


Sin más por decir, empezaron con un set crudo. Maroto llevó la batuta con sus solos que explotaban en notas que parecían inciertas saliendo de su saxofón. 


Las composiciones del mexicano eran como el interior de la mente de alguien a punto de perder la razón: justo cuando parecía haber algo tranquilo en su fraseo, un montón de notas atropellándose entre ellas salían en un breve instante del pabellón.

 
Sus dos cómplices, particularmente interesantes por el hecho de ser mucho más jóvenes que él, no despegaban la mirada Maroto. Jonathan Ho, el contrabajista, recorría el inmenso instrumento como si quisiera memorizar su cuerpo por medio de la punta de sus dedos. Parecía estar hipnotizado bajo las redes del disonante jazz. Con los ojos casi saliéndose de sus cuencas, interpretaba sus solos sin orden ni secuencia. 


Es casi imposible creer que el desorden con la que describo las interpretaciones pueda encontrar su lugar en los compases bien controlados por Benjamin Low. Volteando al público por la impresión y a sus compañeros por la emoción. Como baterista, Benjamin Low transmitía la energía de la música en pedales y baquetas. Con muchos ánimos llevaron al público, que no se rindió, a lo largo de su set instrumental.




Brian Lynch Dúo

Por fin en el festival de jazz sonó el característico y chillón timbre de la trompeta. A través de sus lentes con armazón dorado, Bryan Lynch dirigió su mirada a su pianista y al público y así comenzó. 


Sus melódicas composiciones pusieron en calma al público energetizado por Diego Maroto, haciéndolos seguir el ritmo con los talones de sus pies e intercalar miradas entre el majestuoso piano de cola y la colorida camisa del trompetista. 


Emmet Cohen pulsaba las cuerdas dentro de la caja del piano de cola al mismo tiempo que con la mano derecha lleva las melodías con las teclas. Tocaron una de sus composiciones: Dark Passenger, en la cual el tema tardó un tiempo en aparecer y las notas se estiraban en largas y frágiles cuerdas. 


Las piezas que siguieron combinaron con la alegría del centro de Guadalajara, sus algodones de azúcar, sus artesanías minuciosas y, gracias a la fundación Tónica, el jazz de maestros como Brian Lynch


Con una suave interpretación de Somewhere Over the Rainbow, dieron casi por terminada su presentación variada en intensidad, sólo seguida por una última composición del trompetista.


David Murray & the Infinity Quartet


Presentado por Sara Valenzuela y Diego Maroto, el reconocido y grande David Murray subió acompañado de su equipo: The Infinity Quartet. Con gran destreza y amplio conocimiento de su instrumento, se desenvolvió en el escenario con un solo estructurado y libre a la vez. Seguido por las actuaciones impecables de sus compañeros, tejiendo en conjunto una atmósfera, cual tela de araña, en la que el público entero quedó preso de las notas improvisadas y los cambios de tiempos. 


Definitivamente el nivel de quien tiene ya más de cien álbumes y que camina con pasos mounstrosos en el mundo de la música, se nota. El embone de rompecabezas que hacían los cuatro expertos era hermético. No hubo espacios para caídas de acordes ni mucho menos, el conocimiento de sus instrumentos y de sus compañeros hacían que la improvisación sucediera, que los exprimiera hasta la última gota y que construyeran algo nuevo y gigante enfrente de todos nosotros. 

Screaming Headless Torsos
 
La energía sobrepasaba las barreras que los organizadores pusieron entre el grupo y su gente -ya de pie y empujándose contra ellas-. Screaming Headless Torsos invitaron a todos los asistentes a bailar con su funk rudo.


Desde el primer número el golpe de las notas fue fuerte, deslizándose como una ola contra todos los cercanos y lejanos al escenario. El guitarrista David Fiuczynski no dudó en tocar con fuerza y su
sonido único su guitarra de dos brazos. Los solos no fueron grandiosos, fueron algo fuera de la imaginación de lo que cualquiera hubiera escuchado. 

El extensísimo rango vocal de Freedom Bremner respondía a las virtuosas frases que el amplificador de Fiuczynski expulsaba. Entre bailes, brincos y saludos al público, Freedom recorría las tarimas y cambiaba su cámara de lugar. Su voz iba desde tonalidades graves con tesitura como de un saxofón hasta los sonidos idénticos de aves, pasando por toda la gama de sonidos con elegancia y precisión. 


El bajista, alumno del talentoso Fiuczynski, era el más extravagante en su vestir y además cumplió las expectativas de quienes esperan líneas torcidas y densas de un bajo de funk. Con volumen mucho más alto que un bajo de rock, el instrumento de David Ginyard era imperdible en el transcurso de las canciones. 


Por si fuera poca la increíble voz de Freedom, los coros sonaban junto con teclados y sintetizadores envolventes. La cabellera llena de rastas del tecladista hacían al músico reconocible cuando las luces magentas dejaban ver sólo su sombra delante de ellas. 


Entre canciones Freedom y Fiuczynski se detenían para agradecer al público tapatío: ya loco y más activo que nunca. Mencionaron que era su primera vez en las tierras del tequila y que estaban encantados con el festival y con la respuesta de la gente.


Si ponías atención a cada elemento que conforma el peculiar sonido de SHT, podías escuchar con claridad los bizarros sonidos provenientes de Daniel Sadownick, quien no dejaba de jugar con patitos de hule, sonajas y otros artefactos para captar sus sonidos cotidianos con el micrófono sobre sus timbales. El único miembro de tez blanca no dejó en ningún momento de golpetear con dinamismo la variedad de tambores que lo rodeaban: dándole un toque tropical a los temas de la banda. 


El más nuevo de la banda estaba al centro del acomodo (como suelen estar la mayoría de los bateristas). Tocaba los tambores y platillos con sorpresa en su cara, con emoción en su cuerpo y seguramente explosión en su mente. 


No se despidieron sin antes tocar un cover de Angel, del maestro Jimi Hendrix.


Álbum completo de Fotos


domingo, 6 de julio de 2014

Fiesta del Jazz -Primer Día, Primera Parte

Después de veintisiete minutos de retraso con respecto a la programación anunciada. Después de la aglomeración de decenas y decenas de personas que por diversos juegos del destino terminaron en la explanada del Instituto Cultural Cabañas guiados por su curiosidad para descubrir lo que sería una noche de jazz y algunas de sus ramas.

La velada se dividió en tres presentaciones: todas profundas en su género y con su encanto propio.


Bad Boy Blues Band



Fue la primera banda en tocar el escenario. La agrupación, que llevaba dos meses conformada como tal, contaba de tres músicos: un vocalista, un guitarrista y un contrabajista. 

El vocalista te llevaba a un Nueva Orleans del pasado con su voz grave y rasposa, con el ardor del alcohol dándole el tono destacado del blues. Tocaba al mismo tiempo un artefacto extraño compuesto de una tabla de lavandero que raspaba con sus manos cubiertas de dedales para coser. 

El guitarrista arrastraba con él su tanque de oxígeno al lado de su amplificador. Sus acompañamientos eran comprimidos y hacían, junto con el bajo, que el pecho retumbara. Sus solos eran chillones y melódicos, en contraste con su voz de pecho que hacía en coros.

El más joven de todos era el bajista, que mantenía unida la mezcla de sonidos en una grave sustancia viscosa y envolvente. Era como si cobijara los acordes y percusiones de sus compañeros con una suave pero notoria caricia.






Big Band Jazz México


Así como su nombre, su presentación fue grande. 


Uno por uno fueron subiendo los integrantes de la Big Band, saxofones, trombones, trompetas, batería, contrabajo, piano eléctrico y percusiones fueron los bloques de la masiva construcción, dirigida por Ernesto Ramos

El mencionado director fue instrumento de la energía de las ondas sonoras que recorrían su cuerpo de pies a cabeza. Con mucho agradecimiento al público y organizadores y mucho orgullo de su equipo de trabajo, hizo de la tarde un portal al fantástico y surreal mundo del jazz. 

Pasando por temas más sumergidos en el swing, Rodolfo Loeza acompañó a la Big Band en tres temas, llevándonos a una mini travesía por los años veintes.

En seguida subió al escenario la mexicana Fela Domínguez, que entró con la majestuosa y desgarradora Cry Me a River. Bajaron el ritmo de la presentación con el tema Volverás, el cual pareció sincronizado con los colores que se pintaron en el cielo: combinando con el atardecer del escenario. Flea Domínguez dejó con el corazón en los labios a todos los asistentes, con sus virtuosos cantos que atacaban precisas las notas dentro de su amplio registro vocal. Pero sobre todo, lo que conquistó a los más de mil participantes, fue su entrega, su manera de dejar la voz y algo más en la tela del micrófono.





Gary Burton Quartet


Gary Burton llegó, cuando la tarde alcanzaba su apogeo. 


El cielo ya estaba oscuro y los faros de la explanada ponían en un ambiente cálido a los hipnotizados participantes. Las luces del escenario contrastaban con sus colores azul y morado eléctrico, dando entrada a la metamorfosis de los temas. 

El tan peculiar sonido del Gary Burton de inmediato captó la atención de los familiarizados y los no tan familiarizados con el vibráfono. Su timbre líquido combinaba a la perfección -hasta el punto de casi perderse- con la especialmente ecualizada guitarra de Julian Lage. En una danza cual aceite y agua se movían entre solo y solo ambos sonidos, siempre respaldados por el constante contrabajo y la dinámica batería. 

Los temas variaron de producciones discográficas y autores, haciendo del repertorio una travesía rica y versátil. 

Bajo la luz, las siluetas de los músicos y de los receptores de su talento se veían igual, en el fondo tenían una conversación: de instrumento a instrumento y de palmas a instrumento. Por un momento ellos, nosotros entendimos lo que las cuerdas, los golpes y pulsaciones decían en la noche del sábado cinco de julio.


sábado, 5 de julio de 2014

Tónica Jazz Fest presenta: Charla comunitaria con Ernesto Ramos

No haces música hasta que entiendes la mirada de tu baterista, de tu pianista... Y juntos saben armonizar, crear algo nuevo.


Humildad fue la palabra clave de la charla que dio Ernesto Ramos el 4 de julio en el Centro Cultural Santa Cecilia, para dos decenas de alumnos de música. 

Con su saxofón en la mano, platicó algunas de las anécdotas que lo han llevado a formar parte de la Big Band Jazz de México.


Jóvenes preparatorianos de la zona fueron el objetivo de Ernesto Ramos, recibiendo consejos y palabras de ánimo por parte del músico. Les fue expresada la paciencia con la que se deben dirigir a la música: "el tiempo que le dediquen al estudio, a la práctica, la música se los va a devolver duplicado" fueron las palabras del también director de orquesta.

Con mucha atención y ternura en los ojos, los asistentes escuchamos el relato de la vez que Ernesto Ramos se encontró con un niño fuera del recinto donde iba a tocar esa noche. Éste le preguntó al multinstrumentista a cuánto estaba el boleto, ya que quería revisar si con el dinero que dejaban los chicles y dulces que vendía podía comprar un pase para él, su hermano menor y su mamá. A lo que Ernesto contestó, con un gesto de humildad, que no serían necesarios los boletos si entraban con él. 

Con esta anécdota, Ernesto Ramos les recordó a los próximos músicos lo importante que era respetar y agradecer al público a todo momento: son ellos quienes te dan de comer y para quienes haces lo que haces.


Mencionada la percepción del arte, el músico defeño no olvidó decir la importancia de la otra fuente de éxito (aparte de la práctica): las vivencias personales. Si plasmas todo lo que en ese momento sientes, como manera de canalizar tus sentimientos en la música, nunca tocarás la misma canción dos veces. Es dejar tu marca en las ondas sonoras, tu timbre, tu huella.

Fue fascinante la manera en que los asistentes se conectaron con Ernesto Ramos y la manera en que él los hizo sentirse en una charla entre amigos.

Finalmente, antes de su sesión de preguntas, les rogó que recordaran esa charla con la siguiente frase:

"La música no sirve para ser mejor músicosino para ser mejor persona."




Gato Negro: un refugio en el corazón de Guadalajara

Después de seguir en Twitter (me reconozco adicta a dicha red social) por mucho tiempo la cuenta de Gato Negro y de pasar frecuentemente por su localidad, por fin me hice la tarea de asistir un día lluvioso a su cobijo.

Sabía de su menú variado y accesible, de sus noches de proyección cinematográfica y su buen gusto musical. Sin embargo, me sorprendió lo acogedor que es el lugar: no sólo desde la pintoresca fachada que invita a tomarse una pausa en la rutina diaria, sino en sus múltiples secciones iluminadas por luz cálida y la excelente elección de adornos.


De inmediato tomé mi lugar en donde se estaba proyectando Walk the Line, película biográfica del fallecido Johnny Cash. Pedí un café latte y me dispuse a escribir mi buena impresión y deseos de volver al recinto.

Invito a todos los que han llegado a este portal a visitar Gato Negro, ubicado en Robles Gil 59, entre Vallarta y Pedro Moreno.

Vayan a olvidarse un ratito del ruido de fuera y déjense consentir con sus comidas corridas diarias a 75 pesos, un rico café o una charla a media semana.

(Les debo la foto del lugar: mi promesa de volver.)

martes, 3 de junio de 2014

Teatro Degollado en Caída Libre

Como clausura del 17 Festival de Mayo, la compañía de danza Diavolo ofreció cuatro presentaciones al público tapatío en el gran Teatro Degollado. La presentación contaba con cinco coreografías que los bailarines ejecutaron con destreza y cooperación.

La primera coreografía se basó en un "entrenamiento militar" en el que una tabla con protuberancias cilíndricas cruzadas por toda su superficie sirvió como única pieza de utilería. Los cuerpos subían y bajaban deslizándose sobre ella y hacían sin número de acrobacias a lo largo de ella. Vestidos con ropa camuflajeada, los bailarines formaban figuras, corrían alrededor y se usaban los unos a los otros como parte de la reducida escenografía para construir, con la música, el ambiente del riguroso entrenamiento por el que pasan los soldados.

El segundo acto de la noche fue un romántico cortejo entre dos participantes de la compañía. Un hombre aparece en escena arrastrando una maleta, de la cual emerge delicadamente una mujer posteriormente. Se buscan e ignoran a través de una puerta, la cual sirve cual barrera y conexión entre ellos. Con una música tranquila, la pareja fue deslizándose sobre y debajo del marco de la puerta hasta quedar juntos en un abrazo reconciliador.

  Los diestros acróbatas siguieron demostrando la grandeza que puede surgir de lo más simple en su siguiente acto, en el que una discusión por tener el lugar en una banca fue motivo suficiente para llevar a cabo una laboriosa y muy loca coreografía. Llena de giros, saltos, velocidad y piruetas en conjunto, hicieron al público desear que el escenario fuera más grande para que así contaran con más espacio por donde contorsionar sus cuerpos de las formas más sorprendentes.

Fue increíble ver la manera en que los musculosos cuerpos de los bailarines hacían ver tan fácil los movimientos que fluyeron dentro de un espacio casi surreal. El desempeño de cada uno de ellos llevaba detrás años de experiencia y disciplina. Creo que muchas veces se da por sentado el trabajo detrás de la exposición: ya sea una expresión artística o una laboral. Hay que ser más sensibles al relacionar el proceso con el resultado, saber que todo cuenta y hacer conexiones para evaluar y valorar mejor el trabajo ajeno.

Después del intermedio de unos cuantos minutos el show continuó. Una rueda gigante, formada por cuatro partes iguales atrajo la atención de los espectadores. Entre bailes y suaves movimientos, estas cuatro partes formaron la rueda completa, que sirvió como una pieza de arquitectura viva. Montándola y dándole vueltas, los bailarines hicieron de un objeto de fierro un escenario movible.

   La última y mi favorita de las cinco coreografías utilizó medio cilindro, como en forma de bote que se movía de un lado a otro, conspirando con la gravedad para hacer uno de los momentos de mayor incertidumbre en los deslizamientos de quienes bailaban sobre él. 

Tal cual como péndulo, fue marcando los tiempos de cada paso, de cada cambio de dirección y cada acercamiento de un personaje en específico. En equipos de dos, de tres, cinco o todos en conjunto, tomaron propiedad del escenario en movimiento. Se deslizaban sobre él algunas veces y otras lo escalaron: impredecible para aquel ajeno del acto y conocido por quien, por años ya, lo ha intentado domar. 

Esta última escena fue la última y más largas de todas: deshaciendo el set, haciendo acrobacias sobre él y en el suelo también. El equipo de Diavolo mostró con destreza y dinamismo el fruto de su trabajo en esta amplia recopilación de momentos: las caídas, acrobacias, giros y saltos; dentro de los valores en los que viven de la mano: el compañerismo, la confianza absoluta, el esfuerzo...

Muy contenta la gente se levantó para abrazar en aplausos a los bailarines al finalizar la ópera. y todavía más contentos se les vio a los acróbatas agradecer por su cuarta presentación en la cálida Perla Tapatía.