viernes, 28 de febrero de 2014

La Partida

Escrito de madrugada, después de enterarme de la lamentable noticia de la muerte de una ex compañera de secundaria


Todo era nuevo para ella, nunca antes había estado ahí. Pero había algo familiar en el ambiente, era como si siempre hubiera pertenecido a ese lugar.
Los movimientos y reacciones que se descubría haciendo eran naturales y estaba tan ocupada queriendo recordar en cuál sueño se había sentido de esa manera, que sin ser consciente de ello, se fue adentrando cada vez más en la oscuridad del lugar, en la profundidad de las fauces de esa bestia que exhalaba baho alrededor de su rostro, y poco a poco la envolvía como niebla en un hermoso amanecer.
Cuando todo era confuso y no se podía ver ni a un metro de distancia, recordó por qué le era tan conocida la locación: todas las noches de su infancia, sobre las piernas de la abuela, había visitado ese lugar. Donde la muerte visita la tierra de los vivos y se hace una con el aire.
Era ya demasiado tarde para echar a andar en retroceso. La niebla era tan densa que no podía siquiera ver sus manos.
Dando cualquier lucha por vana, se dejó ir, confiando en aquello que la envolvía.
Nunca más volvió a derramar una lágrima.

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