Después de seguir en Twitter (me reconozco adicta a dicha red social) por mucho tiempo la cuenta de Gato Negro y de pasar frecuentemente por su localidad, por fin me hice la tarea de asistir un día lluvioso a su cobijo.
Sabía de su menú variado y accesible, de sus noches de proyección cinematográfica y su buen gusto musical. Sin embargo, me sorprendió lo acogedor que es el lugar: no sólo desde la pintoresca fachada que invita a tomarse una pausa en la rutina diaria, sino en sus múltiples secciones iluminadas por luz cálida y la excelente elección de adornos.
De inmediato tomé mi lugar en donde se estaba proyectando Walk the Line, película biográfica del fallecido Johnny Cash. Pedí un café latte y me dispuse a escribir mi buena impresión y deseos de volver al recinto.
Invito a todos los que han llegado a este portal a visitar Gato Negro, ubicado en Robles Gil 59, entre Vallarta y Pedro Moreno.
Vayan a olvidarse un ratito del ruido de fuera y déjense consentir con sus comidas corridas diarias a 75 pesos, un rico café o una charla a media semana.
(Les debo la foto del lugar: mi promesa de volver.)
(Les debo la foto del lugar: mi promesa de volver.)
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