¿Qué es el Cine?
Columnista: Ricardo Navarrete
La música en el cine sonoro es un gran pilar con el que se juega a la par para crear imágenes, y es de suma importancia poner atención a la producción sonora.
Nos hemos ya
situado un poco en contexto del origen del cine. Pensar que desde el hombre
prehistórico existen huellas de una representación del mundo en imágenes nos
transportan a pensar que seguimos[1],
por más que pasan los años, buscando representaciones, tocar al otro con esas
representaciones, dejar huella de nuestro paso por esta dimensión, trascender
como reflejo de la humanidad etc.
El aparato que evoluciona tecnológicamente se convierte en nuevas formas de expresar esas sensaciones al vernos en la
maravilla del mundo. Por ello es que el ser humano en uso de sus características
como especie crea las artes y las formas de transmitir sus sensaciones a través
de ellas, que sirven de fuente para nutrir al cine.
Los artistas son el Víctor
Fankenstein, y el cine su creación viva.
Por lo tanto, si intentamos acercarnos
al cine, tanto como autor o espectador, es necesario acercarnos a las
demás artes y al cine, siendo el arte que responde a nuestra época. Por ejemplo, pensar la música como aquellos sonidos que
nos provocan sensaciones y que compuestos armónica o des-armónicamente expresan
situaciones que transcienden en otros. Así por ejemplo en la
música clásica se plasmaban historias, externas o personales, que según las
sensaciones experimentadas se escuchan reflejadas mediante el sentido del oído,
y que a su vez, generan imágenes en nuestra mente.
Para
ejemplificar más específicamente, podemos tomar a Beethoven como reflejo de la sensación musical. Su vida, frustración y
melancolía se encuentran a lo largo de su obra. Es menester conocer la vida del
autor para clarificar todas aquellas sensaciones que nos provoca al escuchar
sus composiciones[2].
Aquel vaivén de emociones de la frustración a lo espiritual, de la tranquilidad
a la agonía etc. No obstante, con sólo dejarnos llevar por su música podemos
experimentar esas sensaciones y formarnos imágenes que nos afectan.
Así estas
imágenes que produce la música desde la sensación son ocupadas en el cine.
Desde que el cine se producía silente, ya se pensaba desde la música: Berlín, Sinfonía de una gran ciudad
(Walter Ruttmann, 1927), El hombre de la
cámara (Dziga Vertov, 1929), Un perro
Andaluz (Luis Buñuel, 1929) etc. la musicalización es indispensable para
atrapar por completo estos films proyectados. De esta forma, la música en el cine sonoro es un gran pilar con el que se juega a la par para crear imágenes,
y es de suma importancia poner atención a la producción sonora; a las imágenes
sonoras que genera el cine, y que no solamente se reduce a lo musical, sino a
los sonidos en general y que nos afectan de cierta forma cuando están pensados para un film en específico ya sea en un plano, en
una escena o secuencia.