Aspirar
el aire libre y trivial
de
las horas muertas.
(La
elongación sonriente
de
los días de pinta.)
A
pie (Luigi Amara)
Lugar: Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco.
Presupuesto: 56.50 pesoos
El hambre perezosa me llevó a andar por la plaza. Me hago la
primera pregunta: ¿Quién le puso neón a las cruces de las iglesias? Vaya
conjugación extraña.
Hay movimiento
aflojerado en la plaza. Una lluvia extemporánea refrescó el aire pesado del
sábado. Piso charquitos, niego la lluvia, la negamos todos. Esta lluvia no
tenía que estar aquí, nadie la esperaba. Verano no deseado. No hay lonas. El
cascabeleo de las cortinas metálicas de los locales junto a la plaza hace la
música del fin de labores. Son puntuales y ya se hizo hora. La churrera trae la
boquita colorada. Hay una fondita al aire libre, hay tamales, enchiladas,
sopes, flautas y tostadas. Salí del primer cuadro y apunté hacia un puestecito
en la esquina de la siguiente calle.
Siete topers de diferentes tamaños, frascos de confites y
una canasta de fruta armaban el puestito de biónicos. Me hago la segunda
pregunta: ¿Quién le puso “biónicos” a los biónicos? Pienso en Las Batallas de
Pacheco y me acuerdo de que a los sánduiches de sanduichera los llamaron “platillos
voladores” allá en los 40´s; pero esos sí parecen platillos voladores. No
dudaría que en aquel preámbulo post atómico de la carrera aeroespacial lo
biónico (lo que se entendiera por eso) anduviera tan en la boca de todos como
para que un plato de frutas picadas con crema dulce se convirtiera en el
biónico.
Lo pido de a litro. Nomás
plátano macho no me le ponga, del amarillo nomás. Un muchachito abrazado del poste le dice por qué
ya no se había puesto, tía! Ella, mientras pela la papaya: Sí me había puesto, nomás que no me veías
aquí a la vuelta.
Camina rápido detrás de la señora una niña con un muchachito
muy guapeado detrás. ¿Ocupabas algo? Se le levanta la ceja a
la señora y le responde con la sutileza de una madre sumamente molesta pero
frente a extraños (en este caso clientes): Ni gira la cabeza, ni le dirige la
mirada: Te estaba buscando tu papá.
La niña se mete a la casa, el muchacho, dandy de pueblo, espera afuera cruzado
de brazos y piernas. Para entonces ella ya va en el melón.

Llegan dos mujeres y un hombre a hacer fila. Platican y les
escucho de reojo. Me concentro en la artesanía del pela y pica de la señora.
Calma. Y me pone dos chicos para llevar,
esos sí con todo. Me entrega la primera parte de mi pedido y le empiezo a
dar cucharadas. La señora vuelve a repetir todo el proceso de ir fruta por
fruta para armar la última parte del pedido. El trío: Me dice que va con su amiga. Allá hasta la Peñafiel. ¡Qué esperanzas! ¡Y
menos en la moto! Le dije: no vas. Y menos en moto. / ¡Ay, ni que tú no hubieras tenido amigos hasta allá! Bueno, sí. Pero no andaba en moto. ¡No!
Antes para allá era pura bicicleta… ¡O caballo! Puro caballo para allá. No
moto.
Una motocicleta persigue a la otra. Nos hace dar un
brinquito oír pasar su motorcillos tan de cerca. ¡Ves por qué no la dejo!
¡Nomás así andan, puro jugando! ¡Ay, jijos! / ¡Ai vienen tus cabrones! / ¡Ei,
ya sé! Pongo los ojos sobre el bote que ya llevo a la mitad a espada de mis
cucharadas. Se acercan un trío de muchachos trepados como brocheta en una
motocicleta roja. Sonríen y se acomodan las gorras. Tendrán 15 años. Hugo, Paco
y Luis, o Alvin, Simón y Teodoro, o Leonardo, Donatello y Miguel Ángel; cómplices
de la vagancia, vestidos igual, cada uno con su color: gorra, playera, pantalón
de mezclilla y zapato bordado. Se bajan y saludan a la señora de la fruta. Voltea
a ver ¿No quieren? Se niegan.
Agradecen y revisan sus celulares. Abre la boca el hombre que los acompaña: ¡Si
orita van a comprar una botella! Y tú quieres que coman biónico. Se escucha un
grito. Voltean. ¡Te dicen a ti! / ¡Qué! /
¡Cuñao, te dicen! / ¡Le han de decir a él! / ¡No! / ¡Pos a todos les queda! / A
mí, ya me van a decir suegra en cualquier momento. Termina la mujer. La
señora de la fruta escucha en silencio. Se le levanta la ceja. Me entrega mis
dos chicos. Pago, tiro mi bote vacío y me doy la vuelta.
Para ustedes qué y qué
y qué va a ser.