Tuvimos la oportunidad de charlar con Diego Piñón: primer invitado de la Muestra Internacional de Butoh y Expresiones Contemporáneas de este año. Nos contó un poco de su trayectoria, de la historia del butoh como medio expresivo, y de la convergencia que tienen este medio (que él utiliza como terapia) con la presentación en un escenario (como lo que hará el viernes en el Foro LARVA).
Danza Butoh: una de las muchas cicatrices que cerraron de las heridas que dejó la Segunda Guerra Mundial.
Atroces las bombas,
destrozado el espíritu.
Reclamo a rebelión.
Como ave fénix que renace de las cenizas, la única manera de sobrevivir a una catástrofe como el bombardeo atómico, era la mera celebración de la vida. Que en un contexto como ese se vuelve una rebelión; una determinación y un duelo contra el sometimiento que la muerte pretende sombrear en la sociedad.
La danza butoh surge en esa etapa de la posguerra: como el espíritu mismo rebelándose a la muerte que lo rodea. No buscando ser arte, sino que lo fue por añadidura: más bien era un grito de supervivencia.
Las raíces japonesas de Butoh:
Bu. Movimiento, danza.
Toh. Fuerza, llamado.
Surge antes de los años 1950's, y tiene olas, reproducciones y re formulaciones: en los 80's, en los 90's, en el 2000 y ahora, en 2016 estamos viviendo la cuarta ola del movimiento, dice Diego Piñón, mexicano desmembrado entre tantos aprendizajes y experiencias en diferentes puntos del globo. En Japón (con el mismo iniciador del movimiento, Kazuo Ohno), en Canadá (donde ha impartido talleres), y Estados Unidos (donde actualmente trabaja la mayor parte de su tiempo).
Es un llamado de rebeldía, un rechazo a ser sometido por la cultura occidental. Ahora se traduce en no someterse a ninguna oscuridad que traigamos dentro.
Tanto en sus primeras interpretaciones como en las representaciones actuales, Diego Piñón cree que es un despojo de la cultura propia: cultura o cualquier ideología que se es impuesta por un sistema externo. No una ideología orgánica ni esencial del ser humano, sino una creación de siglos de convivencia y creación de normas y divisiones.
Se despoja de este pasado, para expresarse completamente: naturalmente.
Si realmente expresáramos todo lo que pensamos, lo que sentimos, lo que nos pasa; nunca pararíamos de expresarnos. Como los niños, que no tienen filtros.
Por ese proceso pasa la danza que termina en el butoh: de la historia (el origen), a la interpretación personal, y después a la recreación. Que este último ya NO es butoh. El butoh fue ese momento, esa fuerza auténtica de quien no quiere morir, de quien -con su poca energía- expresa su dolor con los ojos, con un gemido, con un dedo levantado...
La oscuridad emerge para ser conquistada.
Oscuridad traducida en miedo, soledad, ira...
El arte representa un daño colateral: algo que surgió mientras estaba buscando algo más allá.
Diego Piñón explica que, como los más grandes artistas, no se debería buscar hacer arte, sino que éste -casi inevitablemente- surgirá de la introspección: de la comunicación que está teniendo con algo muy íntimo dentro de él.
Repetidamente se encuentra en una contradicción con él mismo cuando le solicitan presentarse en un escenario, "Yo no tengo nada importante que decir", dice calmado, pero entonces acude al ritual como convocatoria grupal. A crear algo en el aquí y el ahora, con el público de esa noche, con los movimientos de esa noche, con las luces, la música: la energía.
Diego define ritual de una manera muy sencilla y alcanzable. Lo define como entregarse a ese momento, a esa actividad. Lo define como hacer algo con todos los sentidos, poniendo una intención.
Entonces aquello que se hace completo, con entrega y enfoque, es algo sagrado.
Descalzo.
Apasionado.
Diego baila con todo el cuerpo:
bala con los pies, con las rodillas,
la cadera, con los hombros,
cada poro,
baila con sus palabras mientras responde.
Diego Piñón presentará 'Buscando la Huella Amorosa' el viernes 29 de enero en el Foro LARVA.
En este acto, buscará enfrentar y romper dos grantes arquetipos en la cultura mexicana: el macho y la sumisa.
Diego ha estado trabajando con un grupo de más de 20 personas en un taller de Butoh: donde se ha aprendido más de esta técnica de introspección, de silencio.
El taller comenzó el lunes 25 de enero, y terminará el sábado 30.
Agradecemos enormemente a Diego Piñón por habernos otorgado una charla tan rica, a la Muestra de Butoh y a la compañía de danza, ANZAR, por haberlo hecho posible.
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