Crónicas Peatonales
Columnista: Ricardo Robles
Dejarse ir.
No confiar en nada sino
en la sensación del movimiento.
Un paso
luego otro
un paso
luego otro (…)
Luigi Amara
El 8 de enero del 2009 se dio lugar la primera junta de un proyecto que en un ímpetu anti-universitario comenzábamos, como casi siempre, sin saber bien a dónde iría a parar. Arponeados de café barato comenzamos a platicar sobre un espacio virtual “donde se exponga una ignorancia tan tan exquisita que sea leíble, transitable y consultable.” que albergara la pluma de unos cuatro y otros dos más metieran mano. (Algunos nos conocimos ahí mismo.) Todo se manejó como un asunto secreto, anónimo; usábamos mails, pseudónimos, narraciones atemporales; poco decíamos de nosotros. Después de un par de charlas y algunas horas nalga, nos dejamos ir a la novedad del formato blog.
Mi encomienda en aquel primer comunicado, invitación al proyecto, decía:
“4.- Ricardo "Mi Roblee" Robles: Contribuciones desde lo que sea que traigas en manos. (A saber, Robles siempre está cocinando algo; así, mi invitación para con él se ciñe a la información de sus proyectos)”.
No traía nada en manos más que mi camarita, mucho kilometraje en camión urbano y muy mala suerte. Escribí El Peatón Chronicles para La Exquisita Ignorancia desde entonces hasta la suspensión del proyecto por tiempo indefinido en 2010. Trasladé todas crónicas a mi propio blog y después de un par de meses dejé de escribir por completo.
Durante este periodo, El Peatón fue o trató ser: testigo, vecino vigilante, chismoso, reportero, juez y parte, ciudadano insurgente, incendiario reprimido. Aprendió html, tomó muchísimo café, hizo juntas para planear las juntas, anotó, fotografió, escribió. Se echó a andar con el espíritu del valiente, con el plan del ingenuo, con la velocidad del propio andar. En este tiempo se vinieron luces verdes en otros sentidos, se bifurcó la vida. Apenas a medio viaje La Exquisita Ignorancia volvió a encender motores y se sigue construyendo. En vísperas de mis 23 dibujé al primer Peatón: en vísperas de mis 30 retomo mi paso caminante. Se me pone el rojo en la cara.
Para el peatón, el rojo no es señal de alto, sino de siga. El peatón debe atender al semáforo a la inversa del automóvil. Hoy a siete años del primer inicio, y a dos blogs de distancia, vuelvo a cerrar los ojos, escuchar mi música al volumen máximo, a soltar los dedos, a leer, a copiar y pegar; a adelantar y regresar la cinta de mis memorias. Reavivarme las emociones, mi sonrisa de lado, mis notas fotográficas. Mis cuentos inútiles, irrelevantes, verídicos me animan el corazón. Se ha puesto el rojo. Me dejo ir. Voy.
Felicidades por tu regreso peatonal!!!
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarFelicidades y éxito brother!!!
ResponderBorrarA sus órdenes, Menace-Rock! Chasgracias!
BorrarFelicidades por tu regreso peatonal!!!
ResponderBorrarChasgracias, Mary. Andando!
BorrarMe gusta cómo escribes, Ricardito. Deja me echo otros escritos.
ResponderBorrarSaludos
Chasgracias, Joss! Hay más crónicas y otras cosillas en mi blog: lallavedelpicaporte.blogspot.com ;)
BorrarExcelente... muchas felicidades :3
ResponderBorrarChasgracias, Blanch. A la orden!
BorrarExcelente... muchas felicidades :3
ResponderBorrarEs increíble el regreso del peatón, estoy muy feliz por ello. Tengo la sensación de que durante sus crónicas yo crecí con él y experimente de primera mano todas esas aventuras. Siempre que lo leo me recuerdo caminar, observar y juzgar y no solamente andar en la vida. Seguiré muy de cerca su retorno!
ResponderBorrarAijo! Chasgracias.
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